Desde un enfoque psicosocial, se interviene abordando lo más prioritario en la persona que se somete a un proceso migratorio, que es procurar su bienestar general y  adaptación a su nueva situación, tratando de promocionar el afrontamiento y participación activa de la propia persona, la aceptación de la realidad y la responsabilidad en el deber de asumir motivaciones sobre las que dar respuestas a las diferentes necesidades, empoderando habilidades personales y sociales del momento, así como la prevención de dificultades que pudieran incidir en la consecución de la autonomía plena de su propia vida. Todo un proceso de intervención encaminado a la transformación y al cambio intrasocial.

Del mismo modo, para una intervención eficaz, se contempla paralelamente tanto a las personas y colectivos que llegan, como a los que residen en esa sociedad, tanto migrantes como los/as denominados/as “autóctonos/as”, estando todas las personas vinculadas en un mismo contexto en el que interactuar, generando enriquecimiento mutuo desde la diversidad sociocultural.